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HERMANN BUHL

Hermann Buhl, alpinista austriaco, nació el 21 de septiembre de 1924 en Innsbruck, y murió el 27 de junio de 1957.

Está considerado como uno de los mejores alpinistas austriacos posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Ascensiones
  • 1953 Primera ascensión al Nanga Parbat (8.125 m), que fue también la primera conquista de un pico de más de Ochomil metros por un escalador en solitario.
  • 1957 Primera ascensión del Broad Peak (8.047 m), formando parte de un equipo liderado por Markus Smuck que incluía también a Kurt Diemberger.
Hermann Buhl encontró la muerte algunas semanas después de su victoria en el Broad Peak, cuando intentaba, de nuevo junto a Kurt Diemberger, la ascensión al Chogolisa (7.665 m). Los dos hombres se aproximaban a la cima cuando Hermann Buhl cayó al vacío, al ceder una cornisa bajo sus pies. Su cuerpo no ha sido encontrado.




Encontré poco material sobre este monstruo. Si estáis interesados hay un libro sobre su vida..., una autentica gozada

Aquí os dejo una breve crítica sobre el libro : del Tirol al Nanga Parbat

Hay libros que, independientemente de la calidad literaria con que fueron escritos, nos llegan con una fuerza tan original y genuina como ningún otro. El libro de Hermann Buhl es uno de ellos. Escrito, por descontado, en primera persona, nos narra su descubrimiento y sus primeros pasos en la montaña, por los alrededores de su ciudad natal, Innsbruck, hasta la consagración de su carrera con la subida en solitario y sin oxígeno a la bestia negra del Himalaya, tanto para alemanes como austriacos (que contaban en sus diversas expediciones con decenas de víctimas), el Nanga Parbat.

Si algo destacaría de esta recopilación de recuerdos alpinos (descartando, como acabo de decir, su aspecto literario) es su franqueza, la humanidad con la que este austriaco que en su momento fue el mejor alpinista de su generación nos presenta su voz, sus vivencias, sus anhelos, sus conquistas y sus miedos.

Personalmente me siento identificado con él cuando narra cómo en su adolescencia, debido a su apariencia delgada, le espetan continuamente que alguien tan enclenque como él lo mejor que podría hacer es olvidarse de trepar por paredes tan abruptas y verticales. Sin embargo, la fuerza que surge de ese cuerpo fibrado nada tiene que envidiar a los alpinistas robustos con los que se va tropezando en sus aventuras. Al final éstos se tendrán que rendir ante la evidencia y reconocer la fortaleza tanto física como psíquica que mana de aquel individuo.

Hermann Buhl nos describe pormenorizadamente cada uno de sus éxitos, así como sus momentos más críticos colgado en alguna de las paredes más temibles de los Alpes. Uno de esos episodios sobrecogedores es el que corresponde al capítulo dedicado a la Norte del Eiger, la pared más difícil de los Alpes, según los entendidos en el tema. No sin motivo la palabra alemana “eiger” significa “ogro”, siendo muchos los que han acabado su vida en ella tratando de vencerla.

Tras estas conquistas en Europa, Hermann Buhl se hace la pregunta de por qué a él nunca le llaman para participar en ninguna empresa himalayística. Sorprendentemente, recibe la noticia que siempre había estado esperando. Están organizando una expedición al Nanga Parbat y él será uno de sus miembros. El equipo de alpinistas sale hacía allí en 1953 y, tras mil y una vicisitudes, logran vencer la legendaria montaña. Es el mismo año en que, en otra parte de la cordillera del Himalaya, Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay alcanzan la cima del Everest, eso sí, éstos últimos ayudándose de oxígeno. Hermann Buhl hubo de luchar en solitario y sin oxígeno para llegar a la cumbre. En su traumático descenso, sufrió congelaciones en un pie, por lo que tiempo después hubieron de amputarle varios dedos. Aun así, se atrevería a vencer cuatro años después otro 8.000, el Broad Peak, hasta que, unas semanas después, en el intento de coronar el Chogolisa junto a Kurt Diemberger, desapareció en el abismo de las alturas al desprenderse una de las cornisas que bordeaban en una forzosa retirada… Pero estas ya son otras historias y no aparecen en el libro. Únicamente, y a modo de epílogo a esta edición, el propio Diemberger hace una breve narración de lo que fueron los últimos instantes en aquel infierno que se tragó a uno de los mejores alpinistas de todos los tiempos.




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